Hace mucho oí decir que cuando nos acontecieran sucesos adversos, la pregunta a formular al Soberano deberia de ser: ¿para que Señor? y que usualmente el comun denominador formulabamos la incorrecta es decir: ¿por qué Señor, por qué a mí y por qué ahora?
Cuando una lee el libro de Job, en ocasiones hasta pone en tela de juicio la expresion del santo por
mejor estar muerto. No sé si mis lectores hayan experimentado tal espasmo repentino en el que uno anhela la oscuridad de la muerte que la vida, y cuando la realidad se torna tan borrascosa y se desea, clama, pide la inconciencia que la penetrante conciencia, porque la conciencia da tantos vuelcos que el remolino de la vida siente que a una la arrasta tan vertiginosa y salvajemente que deja de importar si el fin será ahora, dentro de unos cuantos minutos o tal vez nunca. Lo desesperante del instante es que simplemente pareciera que en esos angustiosos momentos el reloj se hubiera simplemente detenido, es como esperar en la sala del hospital el amanecer para recibir el alivio de algun sedante y no poder dormir mientras el dolor hormiguea el cuerpo; lo exasperante de esa situacion es que no se oye nada, uno grita y llama, pero no hay siquiera el eco de lo lejano, una respira profusamente para exclamar un casi inaudible "por favor, basta ya", pero no hay respuesta.
La verdad de la realidad casi se pone en duda, es como una loca pesadilla donde uno intenta distinguir la delgada línea entre lo real y lo imaginario sin llegar a dar con el límite. Inconfundiblemente es una prueba, y como si los patrones bíblicos en ese sentido fueran ineludibles, existen los "amigos de Job" y tambien aparece por algun rincon "la esposa de Job" y aparece "la memoria de Job", los lamentos, la intolerancia, el desdén, afloran; las preguntas, miles, millones de preguntas surgen copiosamente sin ninguna respuesta por el momento; se racionaliza quizas lo que no se debiera, se intenta explicar lo inexplicable, se trata de encontrar el hito por donde empezar, pero sin saber que lo unico que uno hace es dar vueltas dentro del mismo espacio.
Definitivamente estoy convencida que Dios es lo suficientemente diverso como para no repetir los casos, y por ello es que despues de cada prueba no se le duplican las cosas a las personas, ni tampoco hubo ni habrá otro exacto Elias en la historia de la humanidad, ni otra Priscila tal cual, nos asemejaremos en algunos detalles, pero la historia definitivamente variara, he ahi la riqueza del vivir el dia a dia.
Si seguimos preguntandonos ¿POR QUE? Puede que intentemos nosotros mismos dar respuesta a la interrogante y quedar sin absolucion alguna por el tipo de respuesta que demos, puede que preguntar ¿para que? Suene bastante sabio, sin embargo puede que tampoco eso nos conduzca a algun puerto tangible.
Por experiencia, puedo asegurar, que preguntar, gritar, reclamar, quejar, e intentar explicar los sucesos, sea lo mas errado que haga el ser humano, el asunto es simplemente no pronunciar palabra, y mantenernos en un silencio apaciguador, lo mas sabio es guardar silencio y callar, callar por mucho... mucho tiempo, y lo mas largo posible, porque he identificado que el momento en que Dios habla mas claro que nunca, y tan claro que no quedan dudas es "despues de" UNA PRUEBA.
Si quieres saber a que me refiero, la siguiente vez que te acontezca solo calla, guarda silencio porque nosotros no somos mas que polvo delante de su grandiosidad y eternidad.
Con amor,
Silvia